Hay situaciones en las que no se debe utilizar agua para apagar un incendio debido a que puede empeorar la situación o causar peligros adicionales. Provocando que la situación empeore creando riesgos adicionales. En Ignifugaciones PPCI, os explicamos algunos ejemplos:
Incendios causados por la electricidad:
El agua puede conducir la electricidad y aumentar el riesgo de electrocución. Es preferible usar extintores de incendios diseñados específicamente para incendios eléctricos. Ante cortocircuitos, aparatos eléctricos que empiecen a arder, etc. Recalcar también la importancia de tener una red eléctrica en buenas condiciones, mediante un mantenimiento periódico. Nos ahorraremos algún que otro susto.
Incendios de Clase D (metales combustibles):
El agua puede reaccionar con algunos metales combustibles, como el sodio o el potasio, generando hidrógeno inflamable o gases tóxicos. Se utilizan agentes extintores especiales, como el polvo seco o la arena.
Incendios de grasa o aceite:
Si se intenta apagar un incendio de aceite o grasa con agua, el agua se evaporará rápidamente, creando vapor que puede expandir el incendio y causar quemaduras por vapor. Se recomienda utilizar un extintor de incendios de tipo K, diseñado específicamente para este tipo de incendios, o sofocar el fuego con una tapa metálica resistente o una manta ignífuga.
Incendios de líquidos inflamables:
En estos casos, el agua puede dispersar el líquido inflamable, expandiendo el fuego y aumentando su alcance. Se recomienda usar un extintor de incendios adecuado para líquidos inflamables, como un extintor de espuma o de polvo químico seco.
En resumen, antes de intentar apagar un incendio con agua, es importante evaluar el tipo de incendio y considerar si el agua sería efectiva o si podría empeorar la situación. Siempre es mejor seguir las recomendaciones de seguridad y utilizar el equipo adecuado para extinguir el fuego de manera segura.